Control de la huella ecológica

El estilo de vida diario de la gran mayoría de personas se basa en una carga excesiva impuesta sobre el planeta y sus recursos. En la actualidad, consumimos y echamos productos y materiales más rápido de lo que la naturaleza es capaz de recuperarse.

El desarrollo sostenible implica mantener esa carga por debajo del límite de recuperación del planeta. Esto garantiza que la naturaleza pueda asumir nuestro impacto. Así es como se declaró en la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro, en 1992.



Vuelta a la territorialidad

La globalización es la tendencia actual, pero la sostenibilidad ambiental requiere que se tenga en cuenta que todas las actividades se realizan en un territorio determinado, y que forman parte del sistema predominante en el territorio en cuestión. Se trata de un sistema que cuenta con sus propios recursos y características, y la planificación de las actividades debe llevarse a cabo teniendo en cuenta estas particularidades. En términos generales, el objetivo que se persigue es que el modelo de desarrollo no exija la creación de infraestructuras sobredimensionadas.



Centrarse en la demanda real y no en su creación artificial

Actualmente, las empresas modifican el comportamiento de los consumidores mediante campañas de marketing que incentivan la demanda de productos de forma artificial.

La sostenibilidad ambiental exige que las empresas cambien el enfoque para satisfacer la demanda real existente, algo que supondrá un uso más razonable de los recursos y una menor generación de residuos. Se trata de reducir el consumo, y no aumentar la producción.

Actuar de la forma correcta para prevenir el cambio climático

Evitar, y no sólo paliar, el cambio climático es una de las claves de la sostenibilidad ambiental. De hecho, este aspecto es tan importante que muchas personas confunden su trabajo por la sostenibilidad con la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, esta última es sólo una parte de la sostenibilidad.